Se trata de un código alfanumérico de veinte caracteres que dota a las empresas de una única identidad necesaria para realizar cualquier transacción financiera, al tiempo que sirve para casar y agregar datos de mercado, aportar transparencia y mejorar la supervisión.
"ESMA insta a las entidades a que no se demoren en abordar este asunto tan importante, ya que la anticipación ayudará a evitar retrasos y garantizar que todos los participantes del mercado estén preparados para el nuevo régimen", señala el supervisor europeo en un comunicado.
En una nota informativa, su presidente, Steven Maijoor, indica que la obtención del LEI, que será obligatorio a partir de enero de 2018 para el reporte de operaciones de acuerdo con MiFid II/MiFir, "no es un proceso difícil".
"Si se hace el esfuerzo ahora, se puede obtener el LEI en un plazo corto de tiempo, cuesta unos pocos cientos de euros y les ahorrará tiempo y gastos a largo plazo, mientras que proporciona seguridad a sus clientes, entidades de contrapartida y reguladores", añade.