Las brujas de O Mato pedían limosnas por los difuntos en los pueblos cercanos, nunca a sus propios vecinos, y cuando alguien les daba limosnas ellas les prometían que iban a hacer algo por las almas de sus antepasados fallecidos. Las meigas lo que hacían era colgar muñecas y pintar cruces a modo de ofrenda por los difuntos en la fachada de su casa. Su idea era que los difuntos encontraban reposo en esas muñecas o en esas cruces.