Samanta Villar nos descubre las distintas caras de la Justicia

cuatro.com 17/03/2014 13:06

Los problemas de la Justicia

El juez Marcelino Sesmero relata a Samanta hasta qué punto han afectado los recortes de la Administración a la Justicia, cómo los ajustes del Ministerio se reflejan en sueldos, en falta de personal, de material, de nuevas tecnologías o de mantenimiento de unas instalaciones ya de por sí obsoletas. Delitos violentos, robos, hurtos, usurpaciones de vivienda o los llamados delitos famélicos han aumentado extraordinariamente con la crisis, pero la Administración de Justicia no se ha renovado en absoluto.

Sin embargo, preguntado por Samanta acerca del poder que representa, el juez deja entrever que estos recortes en Justicia, en su opinión, no se deben únicamente a la crisis, sino a un intento de mantener debilitado al poder judicial, el poder del Estado que con mayor potestad podría tener controlados a los otros dos, el Ejecutivo y el Legislativo. El juez Sesmero declara "El Señor Gallardón, el Ministro de Justicia, se atrevió a decir una vez que el único poder eran ellos, el poder legislativo", "¿Por qué la Justicia tiene siempre tan pocos medios? Porque en el fondo no les gusta que la Justicia funcione bien, porque cuanto mejor funciona la Justicia más posibilidades tiene de controlar a los otros poderes, y eso es un peligro para ellos"

El poder Judicial puede ser incómodo. "El poder judicial siempre es la mosca cojonera" comenta el juez Sesmero, "mejor que los asuntos estén retrasados y así hay más posibilidades de salvarlos". Pero por otra parte ¿Puede el aparato jurídico español estar influenciado en realidad por ideología, moral o política? ¿Puede privilegiar a ciertos estamentos, como por ejemplo la Corona? el juez Sesmero dará respuestas claras a todas estas cuestiones.

Funcionamiento de un Juzgado de violencia de género

En España se interponen casi 400 denuncias diarias por violencia de género, y nuestro país es un referente internacional en esta materia, puesto que somos el único del mundo con juzgados específicos de violencia de género. Conoceremos su funcionamiento de primera mano, acompañando a la Jueza Mª Gracia Parera de Cáceres, titular del Juzgado de Instrucción nº3 de violencia de género de Madrid, en un día de trabajo.

Samanta nos sorprende con ciertas precauciones que se toman en este tipo de juzgados, como el especial aislamiento y separación de victima y acusado, de los menores afectados, o el hecho de poner una red cubriendo una parte del hall para evitar suicidios. En los juzgados de violencia de género "se comunican situaciones muy angustiosas" nos cuenta la jueza Parera de Cáceres. Tendremos ocasión de comprobarlo al preguntar Samanta a algún imputado de forma directa.

Elena Fernández, representante del Ministerio Fiscal en el Juzgado de Mª Gracia, cuenta a Samanta que normalmente perciben un odio natural de los individuos juzgados hacia las dos autoridades que les alejan de familia y hogar: los jueces y los fiscales, los que deciden y los que acusan. "Sus vidas cambian de manera radical" confiesa.

Sin embargo el hecho de ser, en este caso ambas, madres parece no influenciar en una protección mayor de la mujer. "Rotundamente no" señala Elena, "hay que estar a la verdad". "Es una cuestión de pruebas" dice la jueza.

Turnos de oficio

Para los abogados también se han reducido honorarios, más aún si, además de en un bufete, se ejerce como abogada de oficio, como sucede a Begoña Martínez. Uno de sus principios es ayudar a la gente, pero por un juicio rápido un abogado de oficio recibe una minuta de 300€, y no siempre los clientes están conformes con los acuerdos a los que se puede llegar, incluso algunos pueden llegar a achacar al abogado de oficio la culpa de una sentencia desfavorable e incluso amenazarle de muerte.

Conversando con Samanta acerca de la fe en la justicia surgen temas espinosos "¿Por qué el que roba 200€ va a la cárcel y el de las preferentes no? Pues no lo sé, pero vamos, que no va a ir" señala Begoña. "O sí se sabe" contesta su hijo, estudiante de Derecho, "pero no se debe decir".