Los sabios de Pekín Express

Raquel Sánchez Silva 03/12/2009 13:47

Esta semana entrega doble antes de cerrar este blog con la esperada entrevista a la directora del programa ( la publicaré la semana que viene con los contenidos que clausurarán este blog). Nuestros últimos sabios serán Marta Machuca y Javier Llanos ( Marlon para todos nosotros). En esta sección he intentado que pudierais conocer a muchos de los miembros del equipo de Pekín Express. No han sido todos pero creo que la visión de los que han participado os ha dado una idea de lo importante que es para todos nosotros Pekín Express. Somos compañeros, amigos y sobre todo, aventureros. Gracias a todos. Espero que volvamos a viajar juntos en la próxima edición.

Marta Vargas-Machuca Junquera. 35 años. Madrid

¿Quién eres en Pekín Express?

Redactora

¿Qué es Pekín Express en realidad?

Pekín Express es un estado mental, donde hay mucho, mucho movimiento…

¿Qué hace de este formato un programa especial?

Todos los concursantes están igual de perdidos en un entorno completamente extraño y muy ajeno a sus vidas cotidianas…quieres ver cómo se manejan, cómo se relacionan y cómo sobreviven, independientemente de quiénes sean o de dónde vengan. Hay mucha emoción y sorpresas; y nunca sabes quién va a ganar una etapa o quién va a flaquear primero…

Si eres de los que has repetido, ¿Por qué lo has hecho?

No. Ésta ha sido mi primera vez….

Tu mejor y tu peor momento en este Pekín.

Mi mejor momento en Pekín fue cuando empecé a ser consciente de lo bien que me sentaba comer poco, dormir menos y estar todo el día, de un lado a otro, detrás de los concursantes…el peor momento, cuando te das cuenta que tienes que volver a la realidad…

¿Vivirías la experiencia como concursante?

Creo que sí….

En ese caso, ¿a quién te llevarías de pareja?

A mi amigo de la infancia, Alfonso Díaz Salvago. Seríamos una versión psicotrónica y chirigotera de Meritxell y Alazne….

Una anécdota para contar…

En la segunda etapa, íbamos Paula (cámara) y yo con Manolo y Enrique. Acaba de terminar la carrera y estábamos haciendo la entrevista a los concursantes. De repente, empieza a agolparse mucha gente a nuestro alrededor, para ver que estábamos haciendo. Era un pueblo de la china profunda y toda la parafernalia televisiva llamaba mucho la atención. Un local, bastante perturbado empieza a darnos gritos mientras grabábamos, le pedí silencio para que pudiéramos seguir trabajando… La gente seguía acercándose hacia nosotros pero con cara de muy pocos amigos…el traductor hacía lo que podía por justificarnos y defender nuestro oficio, pero yo nunca le había visto sudar tanto. Hasta que en un momento, nos cuentan que tenemos que ir a la policía con uno de los lugareños pero tampoco nos especificaba nada más. Se metió en la comisaría mientras, Enrique, Manolo, Paula y yo esperábamos fuera sin saber muy bien qué hacer. Al cabo de un buen rato el traductor sale, todavía sudando, y nos cuenta que tenemos que meternos en el recinto policial con la furgoneta. Yo quería morirme, los cuatro encerrados en la furgoneta. No nos dejaban salir de allí, cada vez más nerviosos y en ese momento, sólo se me pasaba por la cabeza una película de Claire Danes y Kate Beckinsale que se van juntas a Tailandia y acaban en una cárcel tipo el “expreso de medianoche”….al final, todo se arregló, y pudimos irnos de allí. Aunque la policía tuvo que escoltarnos para que nos fuéramos del pueblo y nos prohibió volver a aquel sitio. Así que, siempre podré contar que hay un lugar en China donde tengo la prohibida la entrada.

Javier Llanos Sánchez. 29 años. Badajoz. Aunque, soy valenciano de adopción y ruso de corazón. Qúe te voy a contar que no sepas...

¿Quién eres en Pekín Express?

Soy un redactor/reportero. La persona que acompaña al operador de cámara y los concursantes en sus trayectos, les hace las entrevistas y dirige un poco cada grabación. Es decir, el que no carga con los 12 kilos de cámara, pero sí con un GPS, un teléfono satélite, un cuaderno de notas, los discos de grabación, las traducciones con los autóctonos y, sobre todo, el peso psicólogico de las idas de olla de los concursantes (o del operador de cámara, jeje).

¿Qué es Pekín Express en realidad?

Lo mejor de Pekín Express es que sea una "realidad", pero si hubiese que definir lo que supone para nosotros, diría que Pekín Express es una 'incógnita', es levantarse cada mañana sin asegurarte dónde y en qué condiciones dormirás, si comerás algo y si lo haces qué es lo que te estás metiendo en la boca y cuánto tardarás en ir al baño tras ingerirlo, si te encontrarás con algún compañero a lo largo del trayecto o si acabarás en una comisaría de policía. Es de lo que todos nos quejamos allí, pero de lo que más disfrutamos contando cuando regresamos.

¿Qué hace de este formato un programa especial?

Creo que acabo de responder a esta pregunta

Si eres de los que has repetido, ¿Por qué lo has hecho?

El primer día, saliendo de Pekín, me preguntaba quién cojones me mandaba a mí volver a embarcarme en esta movida. El último día, estaba deseando que empezase una nueva edición. Pekín Express es, curiosamente, adictivo. Un poco, como esos pasos de Semana Santa en la que los nazarenos se golpean con látigos la espalda. Es decir, se pasa muy mal, pero se disfruta haciéndolo.

Tu mejor y tu peor momento en este Pekín.

El mejor momento: Fui de los pocos privilegiados que subió a 4 mil y pico metros, en la cordillera del Himalaya, donde establecimos un campamento base con varios serpas nepalíes. Al principio, las nubes impedían ver cualquier atisbo de montaña, pero, a última hora de la tarde, las nubes se disiparon y allí apareció el Annapurna en todo su esplendor. Fue uno de esos momentos en los que te reafirmas en que merece la pena estar en P. E.

El peor momento: Ocurrió un día después. En Pekín Express dormimos una media de 4 horas, pero la última noche en Nepal fue de pesadilla y apenas conseguimos pegar ojo durante media hora. La casualidad quiso que aquella noche durmiésemos en el peor pueblo que debe haber en todo Nepal y cuyo nombre, o no lo recuerdo, o lo he querido olvidar. Tras dejar a los concursantes en unas habitaciones que dejaban bastante que desear, nos tocó a nosotros dormir en un hostal (bueno, por llamarlo de alguna manera) sin agua corriente ni electricidad. El calor era abrasador y las habitaciones tenían más fauna que el zoo de Madrid. Así que decidimos acampar en la azotea del hotel y ducharnos allí arriba con botellas de agua mineral. La solución fue casi peor, el calor era insoportable allí arriba y nos acribillaban los mosquitos, además, durante la noche recibimos varias llamadas porque una de nuestras compañeras había perdido una uña del pie en un pequeño accidente casero. Para más inri, se nos puso a llover y hubo que desmontar todo el campamento y regresamos a los hornos (que no, habitaciones) a tratar de pegar ojo con unas arañas peludas que doblaban el tamaño de nuestras cabezas. Un despropósito de noche, vaya.

Tu imagen de este Pekin

Desgraciadamente, soy una de esas almas libres que viajan sin cámara de fotos, esperando que los demás se las hagan llegar. Posiblemente, sería cualquiera que tenga el Annapurna de fondo.

¿Vivirías la experiencia como concursante?

No. Bastante concurso tenemos ya nosotros.

En ese caso, ¿a quién te llevarías de pareja?

Si tuviese que ir como concursante, me llevaría a cualquier operador de cámara, que ya están hechos al terreno y ya nos tenemos calados los unos a los otros.