ELOGIO DE PATRICIA LLOSA

Concha García Campoy 08/12/2010 11:10

 

 Patricia, la mujer del Nobel, lloraba a lágrima viva cuando su marido Mario Vargas Llosa la citó en su discurso con la voz quebrada  "El Perú es Patricia, la prima de nariz respingada y carácter indomable...".Lloraron todos, hijos, amigos, colaboradores... una gran familia que a lo largo de los años protegieron el talento de Mario para que acabe siendo patrimonio de todos. Durante los últimos cuarenta y cinco años Patricia ha sido la organizadora y protectora del clan ¡qué difícil papel! Y ha sabido jugarlo y él reconocérselo. Ella le ha acompañado sin perder identidad, ha disfrutado de su talento y ha puesto el suyo para infinidad de cosas al servicio del interés común.

Como pareja los Vargas Llosa son organizados y vividores; no desaprovechan la ocasión de disfrutar de los amigos, la gastronomía y de todas las manifestaciones de arte. Son fáciles de tratar tienen esa ligereza tan confortable de los que no van exhibiendo nada en la vida. Se interesan más por lo ajeno que por lo propio y tienen una curiosidad insaciable. Ella jamás ha jugado un papel ,por otro lado no poco común en casos semejantes ,de mujer intransigente que tiene la llave de paso del genio y que no desaprovecha ocasión para exhibir ese poder; Patricia se sabe inteligente y vive intensamente todos los acontecimientos que también le pertenecen. Cada uno tiene su papel ,no hay complejos. Bien diferentes de aquellas que al cabo de los años muestran su frustración de sombra de alguien (¿por qué no reaccionaron?) o buscan la notoriedad a toda costa, como la mujer de Octavio Paz que le daba codazos cuando el Rey don Juan Carlos le hacía más caso al encantador Francisco Ayala que a él mismo, algo que me hizo ver el entonces ya casi centenario escritor. El mismo cuento puede aplicarse a los hombres consorte, hay quien reconoce el talento y lo disfruta y quien alimenta complejos cortando las alas de los que realmente pueden usarlas.

Por eso leyendo el impresionante por radicalmente sincero, y bellísimo discurso del Nobel Vargas Llosa, pienso en ella, en la impagable colaboración en entrevistas y presentaciones, recuerdo cuando Luis Alegre le cantó "la bien pagá" cenando en Viridiana ,en la generosidad de ambos con la adaptación que de "La fiesta del Chivo" produjo Andrés Vicente Gómez, en la cantidad de veces que se sumaban a reuniones  preparatorias que siempre se vivieron como una gran celebración... Mario atrapa todas las miradas, pero no hay que ser muy sagaz para darse cuenta de que en la aventura de sus vidas ha ganado la complicidad y el respeto, que han crecido juntos y que han sido lo suficientemente generosos como para reivindicar la plena realización del otro. Por eso no es extraño que lloraran todos con lágrimas de gratitud y sincera emoción.