Vivien conoce personalmente a la primera propietaria de la casa

cuatro.com 04/04/2012 00:15

Tras haber escapado de la muerte por muy poco, y a pesar de la oposición de su hija, Vivien pone la casa en venta. Su iniciativa apenas tiene éxito a la hora de atraer compradores debido a la mala reputación de la vivienda. De hecho, como descubre, la propiedad constituye la guinda en ‘la ruta del terror’ de Los Ángeles.

La mujer se apunta a uno de estos tours y así se entera de quienes fueron los primeros dueños de la casa. Al parecer, el doctor Charles Montgomery, un aclamado cirujano de estrellas, construyó la mansión para su caprichosa mujer, Nora, a principios del siglo XX. Montgomery atravesó una crisis, se hizo adicto a los opiáceos y cambio la cirugía plástica por los abortos mientras iba desarrollando un espeluznante complejo de Frankenstein.

Ignorando que está muerta, el fantasma de Nora acude posteriormente a la mansión como posible compradora de la casa. La mujer se horroriza ante los adelantos tecnológicos que ha incorporado el que fue su hogar y se interesa enfermizamente por el embarazo de Vivien.

Mientras tanto, Ben vive en una extraña ensoñación. Está siendo investigado por la policía tras la misteriosa desaparición de una de sus nuevas pacientes y no hace más que sufrir macabras alucinaciones. Siempre despierta de ellas mientras cava una fosa en el mismo lugar del jardín.

Moira, la sirvienta de los Harmon, murió hace años, cuando Constance la disparó en el ojo al sorprenderla en la cama con su marido. En la actualidad, su fantasma se obstina en seducir a Ben, suponiendo un nuevo escollo en el ya de por sí deteriorado matrimonio.

Por si esto fuera poco, el cabeza de familia es acosado por Hayden, la chica a la que dejó embrazada, que insiste en quedarse a vivir junto a él. En una de sus continuas visitas, el extraño vagabundo Larry acaba con la vida de la muchacha, que es enterrada en el jardín, en la fosa empezada que resulta ser el lugar donde descansa el cadáver de Moira. Al borde de la locura, Ben construye un cenador sobre el lúgar del entierro, sepultando ambos crímenes.