Adela Úcar: "Las urbanizaciones fantasmas han destrozado el paisaje y hundido el país"

cuatro.com 10/06/2014 13:22

Adela Úcar ha conocido a personas afectadas por el boom inmobiliario y nos ha mostrado “cómo es la vida en medio de la nada”.

Miguel, Maribel y su hija Verónica de 16 años viven aislados en un complejo de lujo. Miguel está contratado por una promotora que mantiene paralizadas las obras de una urbanización con casas inacabadas y un campo de golf abandonado “estamos aquí desde hace cinco años. Vivimos solos” cuenta. Él vigila a diario la urbanización fantasma y se ha acostumbrado al trabajo, "uno de los inconvenientes de vivir aquí, es que te sientes solo o con pocas ganas", comenta.

Miguel controla la urbanización recorriendo sus calles vacías. De día es más sencillo pero las rondas nocturnas impresionan mucho “sobretodo si veo una luz”. A los peligros habituales se suman los constantes robos de material en las viviendas vacías, los ladrones se lo llevan todo, desde puertas hasta cables o instalaciones del gas y calderas “tengo experiencia de que en otras urbanizaciones han entrado, han dejado un espacio de tiempo sin entrar, y luego han vuelto y se lo han llevado todo”.

Cómo es la vida en la nada y de okupa

Merche y su familia no dudaron en okupar uno de los chalets abandonados en una urbanización a 30 kilómetros de Madrid. Muy a su pesar, nos cuentan que teniendo dos hijos pequeños era imprescindible buscar una casa "no es nuestra porque nosotros no tenemos trabajo, ninguno de los dos, entonces tuvimos que dar una patada a la puerta y meternos".

Ahora viven sin agua, luz o cualquier otro servicio básico en un chalet de 200 metros cuadrados rodeados de solares y viviendas vacías o a medio construir. Ni Fernando ni Merche justifican la ocupación. "Yo lo veo muy mal. Estoy ocupando algo que no es mío, pero es que no he tenido más remedio que hacerlo" dice Merche.

Antonio se ve oblligado a cerrar definitivamente las puertas de su casa, le ha costado 190.000 euros. "Nos vendieron unas casas hace cinco años, de todo lo que había no hay nada… ni servicios básicos: luz en la calle, limpieza, recogida de basuras", explica. Y añade que aunque se resolviera la situación no va a volver a la urbanización.

El Ayuntamiento concedió la licencia de habitabilidad de primera ocupación para entregar las casas y que pudiéramos estar aquí”, pero como nos relata Antonio lo hizo de forma irregular.

"No creo que Antonio nunca olvide este día porque cerrar esa puerta es echar el candado a todos sus sueños, los propietarios de las urbanizaciones fantasmas son los más vulnerables y desprotegidos y para algunos es insoportable seguir aguantando las promesas incumplidas y la falta de servicios y no ver solución a todo esto", cuenta Adela Úcar.

Además, "estas casas son el reflejo más evidente de que en España la construcción se ha desarrollado por puro negocio, sin atender necesidades ni a lógica ninguna. Y la consecuencia es que el país entero está lleno de urbanizaciones deshumanizadas. Están ahí vacías, deteriorándose día a día mientras miles de personas no tienen dónde vivir. Estas construcciones son monumentos bochornosos que han destrozado nuestros paisajes y hundido el país", ha finalizado.