Cada vez son más las personas mayores que deciden emplear los supuestos años de jubilación para emprender
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La edad de jubilación ordinaria en España es de 65 años para quienes hayan cotizado al menos 38 años y 3 meses, y de 66 años y 8 meses para los que tengan menos de esa cantidad de tiempo trabajado.
Una etapa a la que muchos desean llegar, y en la que otros, aunque cumplan los requisitos y condiciones, no se sienten cómodos. De hecho, cada vez son más las personas mayores que deciden emplear este momento en emprender.
Julia, 93 años, fotógrafa
Este es el caso de Julia, una mujer de 93 años que sigue diariamente subiendo la persiana de su estudio de fotografía situado en el casco histórico de Santiago de Compostela. Laura Queijeiro ha podido conocer la realidad de su rutina, que comienza cogiendo el primer autobús, a las ocho y veinte de la mañana, para llegar a los alrededores de su tienda y tomarse un café. Abre al público sobre las nueve de la mañana y cierra a las ocho de la tarde.
Julia, que podría llevar jubilada casi tres décadas, prefiere seguir al otro lado del objetivo de su cámara. "Unas fotocopias, un plastificado... Lo que sea, lo que surja", confiesa transmitiendo la motivación con la que trabaja. Empezó ayudando a su marido y ahora echa una mano a uno de sus hijos.
"Yo siempre trabajé y aquí es como si estuviera en casa pero acompañada. Para la gente, saludan". Tras más de 50 años en el mercado laboral, su vitalidad no pasa desapercibida y muchos comentan con incredulidad su trabajo. "La señora va a trabajar, ¡va a trabajar!", escucha mientras se adentra en su tienda.
José, 75 años, hostelero
Otro caso similar es el de José, quien camino de los 75 años estuvo retirado cuatro meses y volvió al ruedo. Decidió reabrir su bar, 'Bar Isla de Tambo', ubicado en Poio (Pontevedra) porque, en el tiempo que estuvo jubilado, se encontraba deprimido y aburrido, casi no salía de la cama. "Entonces me di de baja en la pensión y de alta como autónomo de nuevo", cuenta.
Sara Lago ha podido visitar su bar y verle en plena acción. Gracias a ella, podemos confirmar que el mundo de la hostelería forma parte de sí mismo, disfruta poner cafés y pretende "aguantar hasta que se caiga y ya no se pueda levantar".
Porque para Julia y José no se trata solo de trabajar, sino de mantener el enfoque en lo que les hace sentir vivos.


