Turismo

La norma de muchos campings que puede arruinar tu escapada si no la conoces

Una fogata durante una acampada
Una fogata durante una acampada. Getty Images
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No es raro que la idea de acampar evoque en nuestra mente bucólicas imágenes ante una hoguera bajo las estrellas, barbacoas en familia y aromas de madera ardiendo en noches despejadas. Sin embargo, esa postal de ensueño puede transformarse abruptamente en una amarga sorpresa, especialmente si ignoras una de las normativas más estrictas de muchos campings en España: la prohibición absoluta de encender fuego directamente sobre el terreno.

Una normativa más habitual (y rígida) de lo que imaginas

En gran parte del territorio español, especialmente durante los meses estivales, que suelen estar marcados por el alto riesgo de incendios, la acción de encender cualquier tipo de fuego puede estar extremadamente restringida o, incluso, totalmente prohibida. Esta medida no es precisamente caprichosa, ni tampoco localista, sino que responde a las estrictas regulaciones establecidas tanto por normativas autonómicas, como por la legislación nacional vigente. Nos referimos en concreto al Real Decreto 2545/1982, que regula las actividades en establecimientos turísticos al aire libre.

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Son muchos los campings a lo largo y ancho de nuestra geografía que especifican claramente en sus reglamentos internos que solo permiten cocinar mediante aparatos autorizados, como barbacoas eléctricas o cocinas de gas portátil, y únicamente cuando las condiciones climáticas lo permitan. Esta limitación tiene un doble propósito. Por un lado busca proteger la seguridad de los campistas, por el otro preservar la integridad del entorno natural, especialmente en regiones sensibles como el Levante español o Andalucía, donde el riesgo de incendio forestal se dispara en épocas secas.

Una pequeña imprudencia con grandes consecuencias

Ignorar esta normativa puede acarrear consecuencias que superan con creces el disgusto inicial de no poder encender una buena fogata. Además de la lógica frustración al tener que cancelar una cena al aire libre, incumplir esta prohibición puede significar multas económicas considerables e incluso la expulsión inmediata del establecimiento. 

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En los casos más leves, encender una hoguera sin permiso o utilizar el espacio de forma indebida puede considerarse una infracción leve, con multas que pueden ser de 20 euros por metro cuadrado y por día. Si el fuego se enciende en un lugar prohibido o causa daños al medio ambiente, la multa puede ser significativamente mayor, llegando a varios cientos o incluso miles de euros. En caso de que el fuego cause daños graves al medio ambiente, las sanciones pueden ser aún más elevadas, incluyendo multas de hasta un millón de euros

Pero el castigo más severo que puede conllevar esta acción es el potencial daño al entorno natural, ya que los incendios provocados por este tipo de negligencias representan una grave amenaza para los bosques españoles.

Según los últimos avances del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, hasta el 15 de junio de 2025 se habían quemado 12 683,45 hectáreas en España, una reducción del 39,4 % respecto a las 20 916,61 ha registradas en el mismo periodo de 2024, y un 59,6 % por debajo del promedio de los últimos diez años (31 380 ha). Esta reducción probablemente se deba a que las restricciones se han endurecido en muchas regiones, convirtiendo estas normas en imprescindibles para la sostenibilidad del turismo de naturaleza.

La alternativa responsable para no renunciar a la experiencia

Expertos en camping responsable recomiendan prever estas restricciones antes de viajar. La mejor forma de buscar alternativas y sacar el máximo partido a una escapada de este tipo es informarse previamente. Para ello debemos consultar los reglamentos del camping que hayamos elegido, llevar equipamiento adecuado como barbacoas eléctricas o de gas, e incluso cocinas solares, como alternativas para salvar tu plan culinario y proteger el entorno al mismo tiempo.

La filosofía del campista responsable se resume en no dejar rastro alguno de su presencia, disfrutando plenamente del entorno sin comprometerlo. Por tanto, el verdadero reto no es adaptarse a las restricciones, sino comprender su valor preventivo y ecológico. Una escapada exitosa es aquella en la que se disfruta plenamente sin alterar la belleza ni la integridad del lugar visitado.

En definitiva, aunque pueda parecer un inconveniente en principio menor, respetar esta normativa y adaptarse proactivamente a ella puede evitar que una escapada ideal se convierta en una experiencia amarga, salvando así no solo tus vacaciones, sino también el futuro de muchos destinos naturales que esperan seguir siendo disfrutados por generaciones venideras.