Alberto hace “boom” en el reservado de ‘First Dates’: “Te agarra y no te suelta”

Alberto se define como un hombre atrevido, pasional e innovador, al que le gusta probar de todo, pero tiene claro que de Asturias nada le mueve porque él es autosuficiente y tiene un huerto que no cambia por nada del mundo. Menos mal que a Arantxa le ha enganchado su pasión.

Arantxa por su parte, busca a un hombre que tenga una prioridad muy clara “que le guste el sexo, no un dominguero ni una vez al mes, si puede ser todos los días mucho mejor. No quiero un mueble, ya lo tuve y si quiero un mueble, me voy a Ikea”.

“Es guapa, pero físicamente no llama mi atención”, es lo primero que ha dicho Alberto al verla, pero minutos después ha reconocido que los nervios no le estaban dejando ver con claridad. Eso sí, ambos han visto como un mundo la distancia que separa Bilbao de Asturias y es que, ella ha tenido una experiencia con un asturiano y no le fue muy bien.

La mirada de Alberto ha conseguido que Arantxa se olvidara de que su cita era “un poquito rechonchete”. Él ha querido ir directo al grano y le ha preguntado si le gustaban los pueblos porque él tiene un huerto y gallinas “soy autosuficiente”. Ella le ha confesado que no sabe si lo soportaría de seguido, pero que “la cabra tira al monte” y le ha encantado tener la posibilidad de coger los huevos recién puestos de las gallinas.

Aprovechando que Alberto le había dicho que quería ser padre, Arantxa ha querido saber cómo era él en el terreno sexual y se ha encontrado con un hombre pasional al que le ha gustado tener sexo a todas horas y todos los días, pero que cosas raras no quiere. Ella le ha contado que había hecho tríos y practicado sexo a cuatro y él ha tenido que rebobinar porque no le estaba gustando lo que estaba escuchando “Me gusta que sea pasional, pero compartirlo que no, con más gente y ese negocio, no, no”.

Arantxa ha querido saber qué cosas había practicado él y ha conseguido sacarle los colores. Él se considera tradicional y no ha tenido sexo a tres ni en baños públicos, pero igual a practicarlos en lugares nuevos no se cierra.

La timidez se le ha quitado de golpe a Alberto cuando han comenzado a jugar a las Bolas del amor, han comenzado con unas cosquillas en la pierna y sin darse cuente, lo que era un pico se ha convertido en un morreo infinito sobre el sofá del reservado. Arantxa ha flipado con el hombre en el que se había transformado su cita y ha tenido clarísimo que quería ir a visitarle a su pueblo para seguir conociendo su cara más pasional.