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Eduardo ha venido a ‘First Dates’ en busca de un hombre apasionado y se ha encontrado con un siciliano tremendón, al que no le gusta ni salir de fiesta ni tener sexo así porque sí.
Eduardo se ha presentado como un hombre que considera el sexo como algo tan necesario como comer, reír, respirar, compartir… Es un tipo edonista y disfrutón “no estoy en edad de perderme nada”. Se ha casado tres veces, después del segundo divorcio sintió que era su momento de viajar y disfrutar. Ya no busca media naranja, busca a una naranjita al lado, un cómplice, un amante y un confidente, pero que seamos independientes.
Emanuele, su cita, es un enamorado de España “los chicos, la comida, la gente es muy abierta… Es muy chulo estar aquí, pero el café no se puede beber”. Al verle, en la cara de Eduardo se ha dibujado una enorme sonrisa porque le ha gustado mucho. Emanuele le ha contado que llevaba solo un par de semana viviendo en Madrid y que se había instalado en el barrio de Malasaña.
Eduardo se ha interesado por el tatuaje que su cita lucía en el pecho y el italiano le ha contado que era una especie de escudo que le recordaba que él también era importante. Hace once meses que está soltero, ha perdido 32 kilos y ha cambiado su forma de vida de forma radical. Eduardo le ha notado tocadito todavía de su relación anterior y ha querido saber si el trabajo le había permitido tanto cambio. Emanuele le ha dicho que ahora no trabajaba, pero que no le preocupaba porque era comercial.
El soltero tiene su propio gimnasio en casa, pero a Emanuele le gusta más ir fuera de casa, le gusta salir, pero le ha advertido que no es un chico para salir de fiesta. A Eduardo si le gusta mucho salir y en eso no han estado muy de acuerdo. La cita ha comenzado a calentarse cuando han comenzado a jugar al Rasca del Amor, pero Eduardo ha empezado a escuchar cosas que no le gustaban demasiado.
Emanuele nunca ha hecho un trío y no le gustan las relaciones esporádicas, es italiano, pero le gusta el sexo en pareja. Es más, Eduardo no podía creerse que llevara 12 días viviendo en Malasaña y no hubiera practicado sexo “yo vivo en mitad de un campo en Valencia y tengo sexo todos los días”.
Los solteros se han gustado físicamente, pero según se han ido conociendo iban descubriendo cosas que les separaban. En el fotomatón no se han resistido a besarse y saber qué sentían, pero el experimento no ha salido bien. A Emanuele no le ha gustado el beso apasionado que le ha dado Eduardo y no ha querido repetir.
Eduardo ha dicho que sí le gustaría tener más citas con el siciliano, pero él le ha dejado claro que solo podrían verse como amigos porque le había caído muy bien, pero no en plan cita amorosa.