El cuerpo de Helena Jubany fue arrojado desde la azotea de un edificio en el año 2001 y fue encontrado con el pelo calcinado. La víctima se había mudado a Sabadell tres meses antes y llevaba tres días desaparecida cuando hallaron su cadáver en tan mal estado.
La familia descubrió en la casa de Helena dos anónimos en la papelera, donde se la invitaba a realizar unos juegos macabros, ingiriendo un bote de horchata y, luego, un zumo. La primera vez, Helena rechazó la bebida pero, la segunda, sí se tomó el zumo y cayó en un profundo sueño, pues estaba hasta arriba de benzodiacepinas.
La mujer que fue acusada de su asesinato era una profesora a la que Helena conoció al llegar a Sabadell, en cuya casa se encontraron las mimas cerillas que también se hallaron en la azotea desde la que fue arrojada en estado de coma. En principio, se identificó su letra con la de los anónimos que había recibido Helena pero, ahora, dos lingüistas han asegurado que Montse no las escribió.