Un día con Omar Montes: "El éxito y el dinero cambió mi vida pero yo sigo siendo el mismo"

Omar Montes es el rey de reggaetón en España. Con 31 años es uno de los cantantes con más repercusión en este género musical. Tres millones de personas le escuchan a diario. Es disco de oro y platino y ganó 'Supervivientes 2019'.

Se codea con multimillonarios, artistas internacionales y los rostros más conocidos a nivel nacional e internacional. Pero, ¿cómo es el día a día de Omar Montes? 'En el punto de mira' ha pasado 24 horas con él para averiguarlo.

"Ser persona de éxito y padre es complicado", es una de las primeras cosas que cuenta al verse muy limitado de tiempo. Omar llena una vida frenética entre grabaciones, giras y entrevistas, pero sigue viviendo en Pan Benito (Madrid), el barrio que le vio crecer y cantar "por Nicky Jam y Daddy Yankee".

A diferencia de muchos cantantes de reggaetón, Omar ha invertido su dinero en lujos y propiedades pero no ha cambiado su residencia. Cuenta que "por más éxitos y dinero que tenga" sigue siendo "una persona humilde y de barrio".

No obstante, Omar Montes podría ganar la friolera de 160.000 euros cada mes según ha estimado 'En el punto de mira' entre conciertos, derechos de canciones y eventos privados. Pero como él dice incluso en una de sus canciones, vendió su Ferrari porque su abuela no podía subir.

'En el punto de mira' también ha podido acompañar a Omar Montes a uno de sus bolos. Actuando a las 3 de la mañana, el cartel de 'sold out' se colgó rápido.

El cantante llegó al local en un coche de lujo con sus amigos y su abuelo, que a menudo acude a verle a sus conciertos. En el 'backstage' pudimos ver cómo se prepara Omar antes del espectáculo.

"Creo que los jóvenes me ven y piensan que pueden ser como yo. Un chico humilde que ha llegado lejos", confiesa Omar. El de él solo es uno de los casos de grandes estrellas del reggaetón que provienen de familias humildes y que con el tiempo han forjado un imperio con su trabajo.

No obstante el reggaetón sigue 'en el punto de mira' por sus letras, a menudo sexistas y violentas. Este género musical es el más consumido por los jóvenes. La mayoría son conscientes de esta polémica pero califican esta música como la más comercial para bailar. Sin embargo, tal y como apunta el sociólogo Jon Illescas, es importante que los menores de doce años no consuman esta música ya que aún no poseen las herramientas para llegar a este planteamiento.