"¡Atención a los padres! ¡Cuidado con esas lindas y peludas orugas naranjas y negras!", comienza escribiendo en una publicación de Facebook, porque, según cuenta, terminó en el hospital después de que su hija, de 8 meses, se llevase una oruga a la boca.
El incidente tuvo lugar por la mañana en el patio trasero. Krystal Dawn Pyne explica que la niña estaba comiendo una galleta y, al terminar, comenzó a gritar.
Al principio no le dio importancia: "Era la hora de que se durmiese y pensé que debía de tener hambre o estar cansada, así que le hice un biberón. Pero ella no quería nada de eso, era inconsolable".
No obstante, mientras lloraba notó que la boca de la niña tenía un color oscuro. Por ello, explica, "cogí un paño húmedo para limpiarle el interior de la boca, pero no limpiaba y el negro permanecía. Empecé a entrar en pánico porque parecía algún tipo de quemadura o trozos de alquitrán. Pero sabía que no era eso, no sabía cómo describirlo".
Para Krystal Dawn Pyne, que había estado al lado de la niña en todo momento, la situación era dicífil de creer: "Nada tenía sentido". Así que, "decidí ir corriendo al hospital para que la mirasen porque estaba totalmente sorprendida".
Ya allí, en la sala de espera de urgencias, una enfermera le contó que una experiencia similar y la causante de todo resultó ser una oruga. En ese momento, la idea le encajó porque encima de la cubierta del patio de su vivienda, cuenta, hay muchas.
Por eso, cuando llegó el doctor, le mencionó la idea. "Eso es exactamente lo que es y todos los pelos están pegados a su lengua y los tentáculos se fusionan en su mejilla", dijo.
Tras el diagnóstico, la pequeña tuvo que ser sometida a cirugía y pudieron quitarle el 98 por ciento de los pelos y tentáculos. Después del susto, ambas se encuentran ya en casa.