Un juez de Zamora ha condenado a la vecina de una vivienda que, no en vano, se ha ganado el título de “la vecina más sucia de España”. No sólo destroza interruptores de su edificio, también escupe en los espejos, esparce tomate por las paredes e, incluso, excrementos en las paredes. Para vengarse de sus vecinos, lleva años tirando también dichos excrementos y orín por los balcones, siempre de noche, para que no pudieran grabarla.
Hartos, sus vecinos pusieron cámaras de seguridad en el portal para demostrar que era ella la que causaba tan escatológicos desperfectos y ahora ha sido condenada a estar alejada de la vivienda durante 3 años y a pagar 8000 euros; una cifra que no cubre todo lo que han tenido que reparar los duelos de los pisos contiguos.