El avión lo pilotaban los mallorquines Agustín Comeron y Isabel Gost. Ambos pilotos experimentados que habían llegado a la compañía después de ser despedidos de Spanair cuando cerró.

El resto de la tripulación, el personal de cabina, la formaban tres madrileños y un donostiarra.

Algunos familiares se fueron acercando a lo largo del día a la sede de Swiftair en Madrid y un equipo de psicólogos han estado con ellos dándoles apoyo.

Al parecer, cuando solo llevaban 50 minutos en el aire, los radares perdieron el contacto con el avión. Al parecer, los pilotos habían solicitado un cambio de rumbo para evitar una fuerte tormenta que se estaba produciendo en esos momentos.

Las primeras investigaciones apuntan a que las malas condiciones climatológicas fueron las causantes de que el avión cayera.