Los espectadores de estas brutales peleas se aglomeran alrededor de un vallado de bambú, como muestran estas imágenes realizadas en una zona rural de Java, Indonesia.
Dentro del vallado, en un espacio de entre 15 y 30 metros, pelean los dos animales en un combate que termina con la muerte del perro o del jabalí.
Los dueños del animal ganador se embolsan unos 2.000 euros, pero las apuestas giran alrededor entre los asistentes, según el reportaje publicado por el Independent.
Si el jabalí es herido, pero no puede seguir el combate, tendrá que regresa a la arena, una vez que esté en condiciones de volver a pelear.
Si no es recuperable, se sacrifica y se vende la carne. Es un negocio rentable.
El diario británico contactó con una organización de protección de animales que mostró su rechazo a estos espectáculos.
"Ver animales pelear salvajemente entre sí nunca debe considerarse entretenimiento, ni excusarse como cultura", explicaron.
"No solo es una crueldad extrema a los animales, sino que promover esta barbarie como diversión nos degrada como seres humanos. Cualquier tradición que requiera que un ser consciente sea víctima de la violencia debe ser destinada los libros de historia".