Alertada por varias llamadas, la policía llega a una calle de Roselle Park, (Estados Unidos), donde se encuentra un vehículo aparcado en llamas. No saben si hay alguien dentro ya que los cristales tintados impiden ver el interior y también el humo. Cuando abren la puerta del conductor descubren que hay alguien.
Tiran de él para que salga pero está inconsciente sobre el volante. Así que terminan sacándole a la fuerza y arrastrándole para llevárselo lo más rápidamente posible de allí. Según las primeras investigaciones, el hombre se habría quedado dormido en el coche. Con el pie en el acelerador, lo que calentó el motor hasta que lo quemó.
Gracias a esta rápida intervención salió ileso de la trampa mortal en la que se había convertido su vehículo,