"Ha crecido mucho la conciencia de que es necesaria una fraterna y atenta acogida a los bautizados que han establecido una nueva convivencia después del fracaso del matrimonio sacramental; estas personas no son en efecto excomulgadas, no están excomulgados y no son absolutamente tratadas como tales: ellas forman parte siempre de la Iglesia", ha subrayado.
Esta profundización, según ha matizado, ha sido confirmada por sus predecesores y por los pastores y ha defendido que "en estas décadas, la Iglesia no ha sido ni insensible ni perezosa" ante la situación de los divorciados que se han vuelto a casar.
En su catéquesis, dedicada a "cómo cuidar a aquellos que, después del irreversible fracaso de su vínculo matrimonial, han comenzado una nueva unión", el Papa ha precisado que la situación de estas personas "contradice el Sacramento cristiano" pero ha puntualizado que la Iglesia, ante todo, tiene "corazón de madre" y, por tanto, debe "discernir bien las situaciones".
"Así se expresaba san Juan Pablo II, en la Exhortación apostólica Familiaris Consortio, poniendo como ejemplo la diferencia entre quien ha sufrido la separación y quien la ha provocado. Se debe hacer este discernimiento", ha ejemplificado Francisco.
Asimismo, ha advertido de la "urgencia" de desarrollar en las comunidades eclesiales "una acogida real" a estas personas, ante el "sufrimiento" de los hijos. "¿Cómo podríamos aconsejar a estos padres hacer de todo para educar a los hijos a la vida cristiana, dando ellos el ejemplo de una fe convencida y practicada, si los tenemos alejados de la vida de la comunidad como si fueran excomulgados?", se ha preguntado.