Christine McQuillan y Henry, la pareja que decidió alquilar su casa, fueron a cenar al piso de unos amigos que vivían al lado. Desde allí se percataron que algo pasaba, ya que podían oír una música que venía desde su domicilio. Decidieron llamar a la inquilina y decirle que bajara la música pero no les hizo caso, tal y como señala el ‘Daily Mail’.
Poco después, McQuillan le dijo a la joven que se iba a pasar a ver si todo estaba en orden y le respondió que no pasaba nada, que estaba fuera, así que siguieron con su cena. Pero una llamada de un vecino preocupado terminaría de arruinar su noche. Este les avisaba de que en su piso había música extremadamente alta, olía mucho a marihuana y que había en torno a 100 personas metidas en su piso.
Al llegar a su casa se encontraron a basura por todas partes, el mobiliario destrozado, gente practicando sexo por el domicilio y se percataron de que faltaban objetos. Cuando la policía llegó al lugar de los hechos, les dijeron que no podían ayudarles, ya que era una “causa civil”, lo que significó que la pareja tuvo que echar a las 100 personas que habían tomado su apartamento, mientras recibía gritos de “racistas”.