Weige, que reside en Buenos Aires con su familia, decidió profundizar en el tema cuando descubrió el tipo de mensajes que un chico, supuestamente dos años mayor que su hija, mantenía en las conversaciones con la niña con un alto contenido sexual. Susana entonces decidió concertar un encuentro con el sujeto haciéndose pasar por su hija en las conversaciones ya que no solo consideraba que el tipo podría ser un peligro para su hija sino para muchos otros niños.
Para poder acorralar al acosador Susana utilizó como señuelo a su propia hija. Cuando llegó la hora acordada el sujeto tomó el brazo de la niña en la plaza en la que habían quedado, aunque finalmente la pequeña no sufrió ningún daño ya que la familia de la pequeña estaba escondida en la misma plaza. Cuando sus parientes vieron a lo que se enfrentaban no dudaron en golpear al acosador hasta el punto de que la policía tuvo que intervenir para evitar que fuese linchado.
Según los medios locales la persona que se hacía pasar por el menor resultó ser un policía de 28 años que está a la espera de que comience el proceso judicial.