Laia cada día al salir del cole iba a casa de sus abuelos en Vilanova i la Geltrú. Con 13 años y con autismo, ya se había despistado otras veces. Por eso su padre pensó que estaba desorientada en el edificio.
La niña llegó a casa de los abuelos a las 17 h y a las 19 el padre avisó de que estaba llegando. Normalmente Laia bajaba sola y su padre la esperaba en la puerta. Es lo que hizo ayer. Sin embargo, esta vez su hija tardaba y volvió a llamar. Los abuelos le dijeron que ya había bajado.
Inicialmente, la familia pensó que, como otras veces, Laia se había despistado. La empezaron a buscar en el edifico sin éxito. El padre avisa a la madre, de la que está separada. Cuando había pasado media hora el padre avisó a la policía local.
Junto a los agentes, los familiares van piso por piso preguntando por ella. Un vecino del primero abre en toalla porque se acababa de duchar. Les extraña su actitud y los familiares vuelven a este piso. En esta ocasión, el hombre, que ya sale vestido, tarda en abrir.
Es entonces cuando un familiar entra en la casa a la fuerza mientras el otro se queda con el hombre. Busca en la casa y al entrar en una habitación que estaba a oscuras y revuelta, halla el cadáver de la niña bajo una cama.
El cuerpo de Laia presenta heridas arma blanca. Son las 22 horas y está ya frío. Los Mossos creen que todo ha pasado muy rápido porque la niña lleva al menos dos horas muerta.
Su presunto asesino fue detenido anoche mismo en medio de una gran tumulto de los vecinos, que se habían volcado en la búsqueda de la niña. El arrestado no opuso resistencia pero gritó: "No he sido, no he sido". El presunto asesino de Laia tenía armas blancas en su casa y antecedentes por amenazas a su exmujer y su hija durante la separación.