Un sencillo experimento con un resultado impactante. Nicole Ward sospechaba de la pureza del aire que desprenden los secadores de manos automáticos que hay en algunos baños públicos.
Tras realizar una prueba simple, sus sospechas se confirmaron y el resultado ha dejado asombrados a más de 500.000 personas.
Nicole mantuvo bajo el flujo de aire de uno de estos secadores una placa de Petri, un pequeño recipiente utilizado en microbiología, durante tres minutos.
Cual fue la sorpresa de la joven cuando después de unos pocos días, en el interior de la placa habían crecido “varias cepas de posibles hongos patógenos y bacterias”, según narra ella misma en Facebook.
“Crees que estás saliendo con las manos limpias. De Nada.”, afirma la joven en el post.