Los voluntarios recogen la comida que no ha sido usada por otros restaurantes y cocinan sus propias comidas. Los platos que cocinan varían cada día, pero normalmente incluyen carne, bocadillos y una opción para vegetarianos, además del postre.
El restaurante abre cinco días a la semana y prepara desayunos y cenas. Los clientes pagan por cada plato lo que consideran que cuesta. "Si una persona no tiene suficiente dinero para pagar, no podemos dejarles sin comer", afirma uno de los fundadores.
En el mes de febrero, los creadores de este proyecto creen que han salvado una tonelada de comida y esperan que en poco tiempo más restaurantes se unan a esta iniciativa.
Connor Walsh afirmó a 'Daily Mail' que "tenemos una verdadera mezcla de comida de los restaurantes de este lugar". "Nos gusta pensar que si alguien tiene un poco más de dinero, pueda pagar un poco más, pero si una persona no tiene los medios necesarios para pagar, no podemos dejar que se vaya sin comer", agregó.