Ahmad, de 18 años se puso un chaleco que llevaba adheridos varios tubos de papel con aspecto de cartuchos explosivos. En el comedor, al mediodía, subió al escenario, alzó un cartel con la leyenda "la bomba" e invitó a la chica al baile.
El director del colegio dijo que el joven cometió un acto imperdonable, que podía haber sido acuso de un delito y que debía ser castigado con no poder asistir al evento del baile de graduación, por poner en riesgo el ambiente de la escuela.
El joven comentó que "fue muy injusto, y parecía un poco racista. Si alguien más lo ha hecho, me siento como si nadie más se hubiese metido en problemas", tal y como publica el Daily news.
La chica a la que Ahmad había invitado al baile aceptó la invitación, pero al no poder asistir por el castigo impuesto, esa noche irán a cenar juntos.