"Dios me dijo que debía mantener la alimentación de ellos" comentaba el jubilado, mientras que con respecto a la multa, agregó, "si yo tuviera un millón de dólares no habría pagado tampoco la multa. Por eso me fui a la cárcel, yo no pagaría la multa nunca. Esa ley no es correcta" aseguraba Parton, tal y como publica Inquisitr.
Mientras estaba en la cárcel, algunos de los lugares donde Parton alimentaba a los gatos fueron tapiados.
La alcaldesa de la ciudad del jubilado comentó que alimentar a los gatos callejeros no es una buena idea "aunque Dios te lo haya pedido".
David Parton se mantuvo firme en su decisión de seguir alimentando a los gatos callejeros a pesar de las consecuencias que eso conllevaba.