En verano, se engorda una media de dos kilos, el relax, y el cambio de hábitos y horarios en la alimentación suelen acarrear un aumento de peso.

- Saltarse el desayuno: un desayuno con un aporte equilibrado de pan o cereales, así como proteínas bajas en grasa como queso fresco, jamón de york, pavo o jamón serrano y una pieza de fruta es el desayuno perfecto. Al contrario de lo que mucha gente piensa, no desayunar trae consecuencias negativas para nuestro organismo, entre ellas, coger peso.

- No beber té verde: Si lo tomas frió, además de refrescarte, ayuda a acelerar el metabolismo, estimulando al organismo para quemar calorías y favoreciendo el control de los niveles de colesterol.

- Caminar unos 30 minutos al día: realizar media hora de ejercicio suave al día, seguido de técnicas de relajación ayudará a acelerar tu metabolismo y no caer en el sedentarismo.

- Respetar los horarios de las comidas: evitar desayunar nunca más tarde de las diez de la mañana y cenar después de las diez de la noche evitará que nuestro cuerpo absorba calorías de más.

- Comer carnes magras: pollo, pescado, aves y ternera baja en grasa a la plancha y pescados salteados, así como tomar pasta, arroz, patata y legumbres tres veces por semana en los almuerzos. Sustituir las comidas copiosas por ensaladas frías y gazpachos.