La comida rápida frita es la tentación personificada, como muestra la web Gegeblog. Los nuggets de pollo y las patatas fritas son las que menos beneficios tiene para el cuerpo, con gran cantidad de grasas y calorías, sin embargo son los preferidos de los establecimientos de comida rápida.
Otro protagonista de estos restaurantes es la carne procesada, llena de conservantes y una verdadera bomba de relojería si se consumen a menudo. Si se trata de carna, la orgánica será más cara pero mucho más sana. De las mismas características son los perritos calientes, mezcla de grasas saturadas.
Dos alimentos engañosamente sanos son el arroz blanco y la margarina. El primero es una comida procesada que, aunque se cocina muy fácilmente, no ofrece ventajas nutricionales; y la segunda suele emplearse erróneamente como sustituto de la mantequilla, pues tiene muchas más grasas.
Por otro lado tenemos otros alimentos que se toman a menudo entre horas o hasta que sea la hora de comer. Las dos estrellas que peor sientan al cuerpo son las patatas de bolsa, una mezcla de sal, calorías y conservantes, y las bebidas gaseosas. Estas últimas, incluso sin azúcar, pueden provocar graves daños a la salud consumidas constantemente.
También en el desayuno nos dejamos llevar y acabamos ingiriendo comidas poco sanas como los cereales azucarados y los cafés mezclados. Una mejor opción son cereales ricos en fibra y cafés solos, con muchas menos calorías y azúcares.