Un hecho insólito ha revolucionado el hospital de Rajasthan (La India). Un bebé prematuro, que nació a las 24 semanas de gestación pesando solo 350 gramos, fue declarada muerta después de su nacimiento.
Después de comunicarles la triste noticia a sus familiares, éstos se dispusieron a incinerarla. Como informa Mirror, la declaración del fallecimiento fue realizada por el personal de enfermería sin un examen de un médico o pediatra.
Los familiares se dieron cuenta de que no estaba muerta cuando empezaron a notar los latidos del corazón y la respiración del bebé.
Tras el milagro, el bebé regresó de nuevo al hospital y fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos donde está recuperándose para ganar el peso adecuado y salir del complejo hospitalario.