La fiesta ya comienza desde tierra firme, donde los participantes abren las latas de cerveza con los dientes y se las beben de un solo trago. El desenfreno comienza en cuanto suben al barco, donde les esperan una hora de barra libre. La fiesta cuesta 40 euros y durante su transcurso el alcohol es el protagonista: corre por cubierta, se bebe incluso con pistolas de agua y hay quienes se bañan directamente en cava. Quien ha probado la experiencia asegura que mezclar alcohol y olas no es buena idea, pero les resulta divertido. El Ayuntamiento ahora busca cómo frenar esta actividad.