El pequeño, de Larkhall, Lanarkshire, Reino Unido, llegó a casa sangrando y con cortes en la cabeza después del ataque. Su madre, Laura Armstrong explica al Daily Record que “cuando Darren llegó a casa con las heridas después de mandar su carta a Santa, estamos destrozados. Ha tenido suerte de que la herida ha sido superficial pero es el efecto duradero en su confianza lo que nos preocupa más. No quiere salir nunca más”.
Laura señala que Darren está encantado con la visita del grupo Bikers Against Bullies que contactaron con ellos tras la agresión. Cuareneta de ellos visitaron a Darren y a su amigo Connor, que también sufrió el ataque, y les dejaron montar en sus motos además de darles camisetas y jarras.
“El acoso no es aceptable y eso es lo que Bikers querían que los chicos supieran. Después de la visita, Darren quiere salir a jugar de nuevo”, cuenta Laura.
Colin Lawrie, vicepresidente de Bikers Against Bullies, dice que “la mayoría de nosotros hacemos lo que podemos –montar las motos, hacer ruido- para mostrar a estas familias que no están solas”.