El estudio demostró que 23 fuentes de Perth, en Kings Park, Swanbourne y Cottesloe contenían niveles de plomo por encima de los estándares nacionales. Especialmente alarmante, fue el caso de una de ellas ubicada al lado de un parque infantil de North Cottesloe ya que se encontró el doble de la concentración del elemento del umbral máximo que establece las Directrices Australianas para el Agua Potable.
Los resultados de la investigación son especialmente alarmantes teniendo en cuenta que el nivel permitido de plomo en los accesorios australianos es bastante mayor que en otros países. Es decir, mientras que en Australia pueden contener un 4,5 por ciento de este elemento, en EEUU o Canadá, el máximo es un 0,25, según publica el diario Daily Mail.
Además, estas fuentes están al alcance de cualquier niño, los más vulnerables por intoxicación por plomo, incluso con niveles muy bajos ya que hasta los 6 años les pueden provocar daños neurológicos graves.
Por este motivo, el Gobierno de Australia ha instado a los ciudadanos mantener abiertos los grifos al menos 30 segundos antes de beber. Asimismo, ha recomendado que el estándar del nivel de plomo de los accesorios utilizados para la fabricación de los grifos disminuya.
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