Victor Brun, el ganador de dicha cesta, se ha arruinado cinco años después de ganarla. Entre los premios se encontraba: un coche de alta gama, un turismo normal, un viaje a Australia, casi 60 jamones y varios lingotes de oro. Sin embargo, el ganador vendió la mayoría de regalos y se quedó con los lingotes, sin saber que tendría que pagar a hacienda más de la mitad del premio.
Victor denuncia que "no se le informó sobre lo que tenía que pagar a Hacienda en ningún momento"."Vendí la mayoría de regalos para pagar a hacienda y aún así no llegaba", afirma.
El problema está en que al ganar un premio que está fuera de las entidades oficiales del Estado, se tributa dependiendo de la comunidad igual que si se hubiera recibido como sueldo. Eso significa que está entre un 45% y un 52% de impuestos aplicables al premio. La gerente del bar donde Victor adquirió el boleto ha salido en defensa del establecimiento: “Lo pone todo en el boleto, no es culpa del bar”.