La nueva ley del aborto es la más restrictiva de la democracia, y se retrocede al año 1985.
El aborto ya no es un derecho de la mujer, será algo ilegal y únicamente despenalizable en dos supuestos: en caso de violación, o cuando la salud física o psíquica de la madre corra grave peligro. Por tanto, queda fuera el supuesto sobre la malformación fetal, en el que la mujer solo podrá abortar si se demuestra que ese daño le provoca un daño físico o psíquico importante, y tendrá que ser evaluado por dos psiquiatras ajenos a la clínica en la que se va a realizar el aborto.
Los médicos podran utilizar la objeción de conciencia desde el principio del proceso hasta el último momento.