Al grito de ¡Vergüenza!, una marabunta de gente intenta impedir que desahucien a María Luisa, una anciana de 85 años con Alzheimer, que avaló con su piso las deudas de su hijo Enrique por valor de 215.000 euros, ya que se quedó en paro y no pudo asumirlas.
La entidad financiera se quedó con la casa y con la deuda y ahora quieren dejarles en la calle.
Un médico forense se dirige al domicilio de María Luisa para certificar la enfermedad, gracias a ello el deshaucio se paraliza, pero se salda con dos detenidos