Tras llamar a urgencias y llevar al bebé al hospital, el pequeño falleció a pesar de que el servicio médico logró reanimarle. Las pruebas mostraron que el bebé presentaba serias lesiones cerebrales por falta de oxígeno.
Fue entonces cuando Chelsea y Sam tomaron la difícil decisión de desconectar a Leo de las máquinas que le mantenían artificialmente con vida, según recoge The Daily Mail.
La otra hija de la pareja, Scarlett les ha ayudado a poder superar este trágico momento, y así lo cuenta la propia Chelsea. "Si no tuviera a mi hija, no sé lo que hubiera hecho, nos ha ayudado a todos".
"Aunque solo tiene dos años, ella sabe todo acerca de Leo y puede decir su nombre. Siempre miramos a las estrellas antes de irse a la cama todas las noches y decirle noche a la noche", asegura la joven.
Aún no se sabe qué le pasó al pequeño Leo ya que Chelsea había tenido un embarazo y un parto sano y sin problemas.