Según cuenta el diario Clarín, los abusos empezaron cuando la madre de la joven abandonó el hogar familiar al sufrir el maltrato físico y psicológico al que la sometía su marido. Inicialmente, el padre abusaba de las dos hijas en campos lejanos a la casa, para que así nadie pudiera enterarse. Sin embargo, al cabo de un tiempo, la más pequeña acabó huyendo a casa de un vecino, al que simplemente le contó que su padre la castigaba constantemente.
Este hecho provocó que los abusos a Gisela se repitieran con mayor frecuencia y que, a los quince -un año después de que su padre empezara a violarla- se quedara embarazada por primera vez. Esta situación llegó a repetirse hasta 12 veces, aunque en tres ocasiones sufrió abortos naturales y una de sus hijas murió cuando tenía ocho meses de vida.
No ha sido hasta 30 años más tarde que Gisela ha tenido el valor suficiente para denunciar a su padre. Según asegura el diario, cuando su padre se enteró de esta "traición" fue a casa de su primogénita con un hacha y atacó al novio de una de sus hijas, debido a que trató de defender a Gisela. Es por ello que, además de acusarle de estos abusos sexuales, se le acusa de agresión. Algunas pruebas de ADN que se le han realizado a los hijos-nietos de esta familia, han estimado que la versión de Gisela es la real.