Los trasplantes de heces son una realidad. Los médicos llevan unos años realizando esta práctica para ayudar a pacientes enfermos con diarrea crónica o esclerósis múltiple.
El proceso del trasplante de heces consiste en transferir materia fecal de un donante sano a un receptor enfermo, con la esperanza de que las bacterias del donante se adhieran al intestino del paciente para reemplazar así las bacterias malas, como informa la edición estadounidense de HuffPost.
Aunque las donaciones, como ocurre con la de órganos es altruista, no ocurre lo mismo en cuanto a las heces se refiere. Tal es así que el Centro Australiano de Enfermedades Digestivas ofrece dinero para personas que pueden producir "excrementos corporales saludables".
A los donantes se les ofrece 50 dólares -40 euros- por cada una de las entregas, pudiendo ganar más de 10.000 euros al año si donan cinco veces a la semana.
Sin embargo, no todo el mundo puede donar. Deben tener un peso saludable, someterse a análisis de sangre y de heces, y entrevistas sobre su estado de salud. Además, su dieta debe estar exenta de maíz, mariscos, jamón, salchichas y antibióticos.