La nariz electrónica, como ellos la han llamado, está destinada a usarse en el día a día para detectar todos aquellos peligros que los humanos no son capaces de detectar por medio de sus sentidos como: la comida en mal estado o el comienzo de un incendio.
Este invento está compuesto por más de diez millones de células olfatorias y unos 400 receptores que perciben diferentes olores. Gracias al pequeño chip y a los nanocables de dióxido de estaño que se encuentran en su interior, este dispositivo percibe los distintos olores que hay en el ambiente y emite en cuestión de segundos una señal de peligro cuando alguno es perjudicial.
Para su creación, los científicos alemanes han tomado como referencia el funcionamiento de la nariz humana. "La nariz electrónica reacciona a complejos olores imperceptibles para el cerebro", revela el doctor Martin Sommer, director del estudio. El objetivo de esta empresa es crear una nariz electrónica de bajo coste, que se produzca en masa y que se puede insertar en teléfonos móviles y electrodomésticos.
Sin embargo, el equipo de investigadores continúa mejorando el dispositivo ya que todavía se pueden observar ciertos defectos como ha indicado Martin Sommer: "Un olor no siempre es el mismo. Una rosa, por ejemplo, huele diferente al sol que cuando llueve. Por eso, todavía estamos entrenando la nariz electrónica".