Todos los medios se han hecho eco del cambio de actitud de Ana Julia Quezada en su último día de juicio. Hasta el veredicto, la habíamos visto llorar de manera constante; tanto, que hasta el abogado de la acusación tuvo que pedir que “dejara de sollozar” porque le distraía en su discurso. Sin embargo, durante la lectura de la decisión del jurado, apenas se movió, ni pestañeó, ni se quejó, ni nada. Y eso que la culpabilidad supone para ella, al menos, 25 años de cárcel -en cualquiera de las sentencias posibles-.
Ahora ya sabemos por qué. El abogado de Ana Julia ha confesado que ellos mismos habían puesto sobre aviso a su defendida: “Teníamos por escrito el veredicto y le habíamos informado. Ya se esperaba el resultado”.