Mariano Rajoy, acompañado por su equipo, desde Ana Botella hasta Alberto Ruíz Gallardón, ha comparecido ante los medios esta mañana para reafirmar con una imagen insólita la unidad del partido.
El mensaje de la oposición es claro y contundente: la justicia está politizada. Rajoy asegura la existencia de una conspiración de la justicia y del gobierno contra él.
Los populares exigen el levantamiento inmediato de secreto de sumario y la comparecencia del fiscal general para responder y dar explicaciones sobre las filtraciones del caso, sucedidas el mismo fin de semana en que el juez Garzón y el ministro de interior Bermejo fueron de cacería, sin duda, el desencadenante de las declaraciones de Rajoy.
La concusión de lo acontecido es tajante: el PP rompe con la justicia. El partido asegura que a partir de este momento cesarán las comunicaciones con la fiscalía y el gobierno. Además Rajoy anuncia su próxima personalización en la causa abierta en la Audiencia, en la que exigirán la recusación del Juez Garzón y asegura que pedirá explicaciones sobre este asunto en el Congreso al presidente del gobierno, Jose Luís Rodríguez Zapatero