‘Mayan Death Robots’, un uno contra uno a bombazo limpio

Miguel N. 27/11/2015 15:06

‘Mayan Death Robots’ es un videojuego de lucha y estrategia por turnos de uno contra uno en el que hay que derrotar al rival destrozando un objeto que debe proteger a toda costa. Una premisa muy simple que se impone a una historia condimentada con el humor socarrón tan típico entre los desarrolladores independientes de la actualidad.

La sencillez es una de las banderas de este juego, que en dos pulsaciones de teclas te coloca frente a la primera partida. Entre los robots seleccionables (algunos bloqueados que se irán haciendo accesibles a medida que se superen escenarios), iconos que remotamente recuerdan algunos mitos de la civilización maya. Cada uno tiene dos armas básicas únicas que hay que utilizar para arrasar el escenario y llegar, a golpe de explosión, hasta el núcleo que el contrincante se preocupa de proteger.

La dinámica del juego es fácil de manejar desde el primer momento y la inteligencia artificial se puede adaptar a la habilidad del jugador, con lo que la curva de dificultad es la adecuada según el nivel ‘gamer’ que poseas. Desde el principio recuerda poderosamente a la saga ‘Worms’, ya que los mapas se destruyen de forma similar y muchas armas coinciden con las que usaban esos bélicos gusanos. Ahora bien, el juego se estanca rápidamente cuando, tras la tercera partida, el usuario exige más y este no se lo puede proporcionar.

Siempre es lo mismo: elige entre atacar, moverte (saltando) o utilizar piezas de Tetris para reconstruir el escenario y parapetar el núcleo. En gran medida, el transcurso de la partida depende de los eventos que puedan ocurrir durante esta (la aparición de monstruos a los que hay que derrotar de forma conjunta con tu enemigo, por ejemplo) y de la propia destreza del rival. Más allá de eso, poco más que añadir, señoría.

El juego gana enteros cuando se trata de una partida multijugador contra un rival humano. Incluso está preparado para que dos personas compartan teclado y jueguen en local, con lo que el pique se lleva al mismo salón de casa sin necesidad de buscar por Internet a un contrincante desconocido.

El escenario se queda corto y algunas veces el ‘bot’ rival se atasca repitiendo respuestas ante tus ataques. Es un juego al que se puede recurrir de vez en cuando con la firme intención de destrozar pirámides y montañas a cañonazos.