Además de un gran juez, Grande-Marlaska podría ser un gran padre. Sin embargo su marido no desea tener hijos, así ha narrado su "sentimiento paternal" con Pepa Bueno.
Fernando Grande Marlaska ha compartido alguno de sus rasgos de la vida familiar. No siempre pudo hablar con naturalidad de su sexualidad, de hecho hasta los 33 no se lo dijo a la familia: "Se pagan peajes que dejan cicatrices, sobre todo con mi madre".
El juez ha asegurado que su marcha del País Vasco no tuvo nada que ver con ETA: "No me fui del País Vasco por miedo". Además, ha añadido que "tendría que tener algún problema psicológico grave si me fuese por miedo y al año siguiente me meto en la Audiencia Nacional". Sobre el papel que ha jugado la banda terrorista en su vida ha sido "como la de cualquier otro ciudadano vasco o español. Digo lo de vasco porque hemos vivido el terrorismo con mayor incidencia, incluso fue una división social".
El juez habla de cómo ha vivido su homosexualidad y asegura que "lo supo desde bien pequeño, aunque intentó reconducirla". Para él, casarse significaba "darnos una protección recíproca, una afirmación de que esto es algo más". Añade que "a día de hoy se necesitan referentes" en estas cuestiones para ayudar a otros y cooperar.