Una cena con moscas pone a Esperanza la victoria en bandeja de plata

cuatro.com 29/09/2017 21:32

Convencida de que ella era la única persona que iba con la verdad por delante y que su cena de barrio iba a dejar a la altura del betún a las cenas de sus rivales, Mariani se ha presentado como una mujer que pisa fuerte y que deja huella allí por donde pasa. Es una mujer que se define como “maravillosamente descarada”, mata por un brillo y una lentejuela y sobre todo, está buscando el amor. Quiere que los hombres sepan que es “soy mucho más que unas tetas y un cuelo así que, caballeros, estoy sola”. Eso sí, a Mariani no le vale cualquier cosa, ella está buscando un caballero “yo quiero ser la Pretty Woman de un caballero”.

Y aunque parece que en ‘Ven a cenar conmigo’ no ha encontrado al caballero que estaba buscando, ha querido que sus invitados se chuparan los dedos y lo que no son los dedos. Mariani quería sorprender a sus comensales con un menú muy de su casa, de su barrio y muy de su tierra, Almería. Para comenzar ha preparado unas almejas a la marinera que estaba segura que iban a seducir a sus invitados. En el plató principal ha optado por una lubina al horno con patatas marinera y para que sus comensales se volvieran a chupar los dedos ha terminado la cena con una tarta de manzana sin leche para que a Juanjo no le sentara mal, recordemos que es intolerante a la lactosa.

La especialidad de Mariani son las almejas a la marinera y sus comensales estaban dispuestos a chupar y pringar pan en la salsa, pero la cosa no salió como la anfitriona esperaba. Las almejas de Mariani no tenían salsa pero sí un poquito de arena. Mariani estaba muy tensa y como ella va con la verdad por delante ha querido saber si en su casa había algo sucio que les estaba dando asco y se ha encontrado con un sí.

Viendo la decoración tan recargada que reinaba en el salón de Mariani, Juanjo y Elena no se han resistido a cotillearle el resto de la casa. Los comensales se han quedado atontados con el amarillo pollo de las paredes de Mariani, pero sobre todo han flipado cuando se han colado en su habitación y se han encontrado con una colección de muñecas de porcelana que para ellos eran “terroríficas”. Eso sí, no se han cortado un pelo en rebuscar por todos los lados y se lo han pasado pipa con los sombreros de su anfitriona.

Abelardo parecía ser el único invitado de Mariani que estaba encantado con la presentación de la lubina. Al rockero le encanta comerse la parte blanca de los ojos de la lubina, para disgusto de Juanjo quién no podía ni ver cómo se metía algo así en la boca. Pero… ¿a qué saben los ojos de una lubina? Abelardo nos lo ha contado.

Esperanza no daba crédito a lo que estaba pasando en casa de Mariani y tras una larga lista de críticas ha querido saber si Mariani estaba convencida de que su lubina al horno era un plató de concurso. Mariani no ha querido entrar al trapo y le ha dicho que ella estaba en su casa, una casa con su esencia y los recuerdos de su familia, punto que Esperanza también ha aprovechado para volver en su contra: “Fíjate si tu casa es familiar que están aquí todas las moscas dando vueltas”.

De tiros largos y convertida en una auténtica presentadora de gala, Mariani ha procedido a leer los resultados de la competición. Abelardo ha estallado de alegría cuando ha escuchado que estaba en el quinto puesto, Mariani se ha resignado con su puesto número cuatro y Espe ha saltado de la silla cuando ha descubierto que era la ganadora de los 3.000€. A ella le da completamente igual que sus rivales piensen que es “una porculera” porque su cena “paranormal teresiana” ha ganado y eso ha sido porque según ella “me lo he currado, me lo merecía”.