Tras la trágica muerte de su marido, Pilar dejó a sus hijos con su abuela mientras ella le daba una segunda oportunidad al amor. Lo dejó todo por un tiempo para vivir con un hombre del que se enamoró perdidamente.
Ese fue el punto de inflexión de la relación entre ambos. Daniel no le perdonó nunca a su madre que le abandonara cuando más la necesitaba y la culpa directamente de sus problemas de relación con las chicas. Pilar, quiere enmendar sus errores, pero no cede en su intolerancia con las chicas de Daniel: no admite a Jennifer por su color, a Clara por su look gótico ni a Zaida por ser tan liberada sexualmente. Se deja llevar por la apariencia y la superficialidad, sus claras favoritas fueron Belinda, por su buena posición y Erika por su belleza.
Daniel no sigue las pautas a seguir de Pilar y elige libremente, pero lo hace avivando el desafío. Decide dar oportunidades a las mujeres que mayor conflicto le generan a su madre. A la hora de la expulsión, las decisiones de Daniel desencadenan una tormenta, y en el caso de las favoritas de su madre, parece haber una pauta a seguir: llevar la contraria.
En Dublín la cosa no mejora, Pilar presiona a Daniel para que escoja a la última aliada que su hijo le ha brindado, Andrea. Pero una vez más Daniel hace todo lo contrario y sin el conocimiento de su madre elige a Zaida, su clara favorita.