Amor, celos y competición bajo el mismo techo

cuatro.com 14/02/2012 00:10

Elena de Ugarte Villegas

Llega un momento en que todo soltero debe someterse a la prueba de fuego: la convivencia. Pero ¿que ocurriría si en vez de con una sola persona tuviera que hacerlo con cuatro y con sus madres controlando todos sus movimientos? Eso es lo que nuestros solteros experimentan en la nueva entrega de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?

En casa de Luis Ángel

Bilbao, casa de Luis Ángel, perfecto orden y limpieza. Los chicos nerviosos, coinciden en sus comentarios antes de entrar por la puerta: “hay que tener cuidado con su casa, tenemos que quitarnos las zapatillas”. En cambio Juan Carlos más travieso y confiado dice que le cambiará los perfumes y desordenará el armario para que se vaya quitando las manías, porque él es muy desordenado y tendrá que acostumbrarse cuando vivan juntos. Por fin al entrar les pide que tengan cuidado con las ruedas de las maletas, sufre cuando se tiran a la cama y teme por cada centímetro de pared que pueda ser manchada. Por eso mismo la sorpresa es que, ahí no vivirán. Van a una casa más grande de la familia para estar más cómodos, aunque igualmente los chicos tendrán que compartir habitación y cama, algo que no gusta nada de nada a Luís Ángel, sobre todo por quién comparte lecho con Juan Carlos, Cristofer. Pero Cristo, que es como le gusta que le llamen, tiene más cosas en contra. Hay un rumore, rumore Surgen las desconfianzas y los celos, pero Luis Ángel de momento tiene claro que quiere irse con Juan Carlos a su primera cita. Una jornada en barquito hace que dos hombres hechos y derechos se conviertan en dos quinceañeros que se encuentran después del ‘insti’. Pero no todo serán cosas bonitas, tiene que eliminar a uno y el elegido es Armando, el hombre italiano, fogoso y guapo por excelencia.

En casa de Daniel

Por fin llegan las chicas de Dani a casa de Pilar y surgen los primeros inconvenientes. Clara, la gótica y Zaida, la sensible, comparten habitación, aunque se quedan un poco atónitas cuando la ven. Está llena de muñecas antiguas que dicen que les da miedo y quieren darle la vuelta. Además Zaida trae a su conejo y teme por él, pues hay detalles de animales muertos en la habitación. Clara dice: “Ten cuidado que hay parte de tu conejo”. La primera cita es para Zaida y decide llevarla a Talavera, donde se ha criado el informático. Los dos se sinceran y descubren que, a parte de su ‘inocencia’, tienen muchas cosas en común. Mientras tanto en casa de Pilar, la calma se rompe. En una sesión de belleza, Pilar decide “cambiar” la imagen de Clara con un maquillaje aceptable, pero con unos vestidos que una chica joven, en su sano juicio, tampoco se pondría. Así tras su negativa, un comentario fuera de lugar, que la abuela además exagera, estalla la gran discusión. “Yo lo que quiero es que cuando venga Dani se los ponga él” ha dicho Clara. ¿Para qué queríamos más? La abuela le hace la cruz y está deseando que entre su nieto por la puerta para contárselo. Finalmente y no por este motivo, Clara es la elegida para dejar el programa, pues según Dani: “Yo la veo como amiga”. Un nuevo triunfo de Pilar, que es su segunda batalla ganada, tras la expulsión en el programa anterior de Belinda.

Denia espera a las chicas de Rubén

Rosi abre la puerta a las chicas que llegan muy felices y sonrientes, excepto Ginna, que con los ojos llorosos le pide a Rubén que hablen a solas. Esperándose lo peor, le lleva a la cocina donde rompe a llorar angustiada ante los ojos atónitos de ‘su chico’ y su madre. La pataleta es por culpa de Aína, que según la más pequeña le llamó arpía delante de todo el mundo y eso le hizo sentir mal, considera que está detrás de ella siempre buscándole. No se sabe si por eso o porque él quería, Ginna es la primera en disfrutar de una cita muy caliente, donde Rubén no puede controlarse. Mientras tanto, las otras chicas van con su madre a la playa, donde le deja las cosas muy claras a Aína: “No voy a ser hipócrita, si a mí me hubiesen dado voz y voto, tú no estarías aquí”. Los problemas entre Ginna y Aína crecen, cuando la pequeña dice que Rubén le ha besado de forma tierna y cariñosa. Eso no sienta nada bien a la rubia que vuelve a arremeter contra ella, provocando de nuevo las lágrimas de Ginna. Finalmente y después de conocer mejor a sus chicas, Rubén tiene que tomar una decisión, que se veía venir. Entre las cuatro, está claro quién tiene menos feeling o pega menos físicamente con él, Jenni. Cuando llega de su cita/despedida se lo comunica a las chicas, que no se lo pueden creer. Aína rompe a llorar y se produce una situación de amigas para siempre en el salón que sorprende a todos. Una pensa sí, pero una rival menos.

David y sus gatas

El químico de día y stripper de noche ya tiene a sus chicas en casa, aunque más apropiado sería llamarlas gatas. Igual que él, son chicas con carácter que no pasan una y las chispas saltan desde el primer momento en casa de Pilar. Las habitaciones están repartidas de la siguiente manera: una pequeñita para una persona que será Sandrita, por deseo expreso de David, y las otras tres a la buhardilla. Eso saca de quicio a las chicas que se pasarán toda la noche intentando fastidiar y evitando que la parejita llegue a consumar. La más afectada es María que ha tenido una cita muy romántica donde David le abre su corazón: “todo el mundo por muy duro que sea por fuera, por dentro funcionamos todos igual, tenemos un motor que se llama corazón y que bombea sangre y el mío también hace boom, boom como los demás”. Amenaza con irse después de lo que ha visto, pero a la mañana siguiente se ve todo de otra manera. Sandrita y David no bajan a desayunar y se temen lo peor, aunque finalmente cuando baja la ‘puro fuego’ dice que no han hecho nada, pero que le parece fatal lo que han hecho. Después de unos ‘dimes y diretes’ David decide eliminar a una de las chicas y sorpresa, sorpresa, la elegida para irse es… ¡Sandra! David saca sus maletas y le dice que le gusta mucho pero a la hora de decidir, él no es capaz de elegir a una entonces se resguarda en lo que opina su madre, y Julia no quería ni ver a la actriz porno.

José Luis y Toya abren su casa

Llegan las mujeres de Jose Luis al ‘palacio’ y lo primero que hacen es mantener una conversación muy propia del ámbito social en el que se mueven Toya y su hijo. La madre cuenta anécdotas interesantes que le sirven también para observar cuál de las chicas es la más apropiada. Después pasan al comedor donde les espera una comida, digamos que movidita. Las chicas sacan el tema de la expulsión de Loredana y hay un intercambio de opiniones que a Toya no le gusta en la mesa y tras la intervención de Lidia: “Yo en caliente mas vale que me calle” Toya concluye: “bueno pero ¿te puedes callar?” A continuación Jose Luis se va con Alis a pasar una romántica jornada donde la deslumbrará con su magnífica voz. Cuando la dirección del programa le comunica que es el momento de elegir a una expulsada, Jose Luis, tan correcto como es, considera que todavía no puede eliminar a ninguna, pues no ha tenido tiempo de conocerlas. Por eso, él mismo propone al programa llevar a las chicas a su casa de campo y allí tomar una decisión.

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