150.000 euros en juego para la familia que haya logrado convertirse en uno más de la tribu

cuatro.com 16/04/2010 09:05

No ha sido fácil llegar hasta aquí. Tras varias semanas lejos de sus casas, de sus comodidades occidentales y en un entorno completamente hostil, la aventura de las tres familias de la segunda temporada de Perdidos en la tribu llega a su fin. Atrás han quedado las primeras dificultades de comunicación, los problemas de adaptación, la extrañeza por la gastronomía local, las diferencias culturales, las dudas y los intentos de abandono. También los desafíos con cocodrilos, con serpientes, con crujientes murciélagos o con duros trabajos de supervivencia.

Cada una a su manera, las tres familias han hecho un gran esfuerzo para intentar transformarse tanto física como emocionalmente en miembros de derecho de las tribus Kamoro, Vanuatu y Hamer. Sin embargo, no todos se han entregado por completo. Mientras algunos miembros de las familias lo han dado todo por convertirse en uno más de las tribus, otros han puesto continuas trabas o no han conseguido dejar atrás su pasado ni sus necesidades occidentales.

Esta semana, Perdidos en la tribu descubre si las familias han sido o no aceptadas por las tribus o qué familias han logrado su objetivo y regresan a casa con una gran aventura en familia a sus espaldas y con el premio del programa bajo el brazo. En los tres casos existen razones suficientes como para que las tribus se despidan de las familias con una emoción exultante pero también razones como para afirmar que alguno de los miembros de la familia no ha dado todo lo que debería para ser considerado uno más. Todos se han esforzado pero ¿habrá sido suficiente? Llega el momento de la decisión final y la última palabra la tienen los consejos tribales Kamoro, Vanuatu y Hamer.

Después de una aventura como la de Perdidos en la tribu, las tres familias han experimentado un rotundo cambio de actitud, de perspectiva vital e incluso de prioridades. Sólo unas semanas antes de su viaje los lazos de unión de Rafa y Ana María estaban prácticamente rotos. Tras su estancia con los Kamoro madre e hijo regresan a casa más unidos que nunca. En Etiopía ha ocurrido algo muy similar: el que llegó siendo la oveja negra de la familia, David, se ha convertido con las semanas en la clave de la adaptación de toda la familia. Su apoyo, el salto del toro y su cambio de actitud han conseguido que sus padres y hermanos vuelvan a creer en él y en todos juntos como una verdadera familia. Por su parte, en Vanuatu, Raquel ha sido la verdadera protagonista. Al llegar parecía que jamás se adaptaría a un lugar en el que es imposible estar pendiente todo el día del aspecto físico, del ocio... Sólo unas semanas después, la chica se ha convertido en todo un ejemplo de integración, de buen humor y de tesón.

Perdidos en la tribu vive además tres dolorosas despedidas. Las familias han hecho un largo viaje, se han enfrentado a los momentos más duros de su vida y han estrechado sus lazos entre sí hasta límites insospechados. Pero regresar a casa no será tan sencillo: la vida en las tribus ha sido tan intensa que las despedidas se tornarán más emotivas que nunca.