Sangre, sudor…¡y pelo!

cuatro.com 17/10/2011 00:45

Pekín Express abandona Kenia y cruza la frontera. Para seis parejas la etapa cinco fue una lucha sin cuartel, pero para David y Cuqui supuso un salto cualitativo en su aventura.

Los primeros en llegar a Sultanhamut conseguirían un pase directo a Tanzania: cogerían un atajo, elegirían pasaporte, irían a buscarlo en coche y pasarían una noche de lujo en un Resort de Kenia junto a la playa. David y Cuqui fueron los agraciados.

La carrera nunca regala nada y para conseguir un regalo tal, deberían dar algo a cambio: su pelo. Todas las parejas hicieron sus apuestas sobre lo que deberían entregar y ninguna consiguió acertar. Sara y María apostaban por el maquillaje, Jota por un pañuelo que le trajo de Valdepeñas su cuñado y Cuqui, tenía la firme certeza de que les colocarían en ‘pelotas’ a completar la carrera: “A mí el precio me da igual, como si me dicen que tengo que ir en pelotas”.

“Esta ha sido la prueba mental más dura que he tenido que hacer”

Conocer el precio fue la primera bomba a la que Cuqui debía enfrentarse. Decidir si sacrificar su melena rubia en pro de la carrera no era nada comparado con el mal trago de ver cómo un barbero local keniata iba cortando, mechón a mechón, sus dorados cabellos. “Habrá mujeres más guapas y mejores, pero con más huevos, ninguna”, le asegura Cuqui a su marido.

David acepta su nuevo look y pide encarecidamente que a su mujer no le hagan lo mismo. Cuqui tiene problemas de inseguridad: “Siempre veo a otras más guapas que yo, siempre me he visto fea”. Pero reconoce que a una cosa, no tiene igual: “Habrá mujeres más guapas y mejores, pero con más ‘huevos’, ninguna”.

El director de la carrera ayuda en estos difíciles momentos, y tras el mal trago, es el primero en juzgar: “Te queda mejor que el pelo que tenías, que lo llevabas un poco frito”. Su marido, en cambio, tira por otro argumento: “Que España vea los ‘cojones’ que tú tienes”.

Tras las lágrimas y el primer shock de mirar su nuevo ‘yo’ en el espejo, Cuqui se da cuenta de lo que han conseguido. Han pasado de etapa y además podrán vivir una experiencia única: mientras el resto de compañeros debe luchar y dejarse la piel en encontrar los pasaportes que les lleven a Tanzania, ellos recargarán las pilas en un hotel de lujo.

Una masaje, una cena, una habitación cómoda y un baño en la playa son algunas de las ventajas por haber sacrificado parte de sí mismos.