Buenos Aires, ciudad del tango y de la cultura gitana

cuatro.com 03/11/2013 23:37

En la década de los 50 un grupo de gitanos abandonó España huyendo del franquismo para establecerse en Buenos Aires. Hace 17 años, David Amaya, ex componente del grupo flamenco ‘la barbería del sur’ descubrió a estos gitanos en el barrio del Congreso. “Esta ciudad me ha dado la oportunidad de volver a nacer. Nunca pensé que pudiera ser mi casa algo que no fuera España”, comenta el artista.

Al llegar a Argentina, David Amaya se sorprendió por el hallazgo de esta comunidad gitana: “Me marcó la vida conocerlos. La mayoría huían del franquismo, una situación en la que los gitanos no eran gente querida, por decirlo de alguna manera, y aquí encontraron los brazos abiertos”.

El tío Siro y el tío Empleatis, fueron los primeros gitanos en llegar a Argentina. En la actualidad, son un referente para la comunidad gitana de Buenos Aires. “Llevamos aquí más de 50 años y me arrepiento de haber dejado en España a mi familia porque no he visto morir a ninguno y eso lo hemos sentido mucho. Pero donde voy a ir yo ya, Me pienso morir aquí”, lamenta Siro. Por su parte Eugenio comenta que le llaman Empleatis porque “compraba y vendía coches y relojes. Esa ha sido mi vida”.

Como casi todos los gitanos de Buenos Aires, Baldomero Cádiz se estableció en el céntrico barrio del Congreso, una zona exclusivamente habitada por gitanos, cuando llegó a Argentina en 1968. Allí mantienen intactas sus tradiciones ajenos al resto de la ciudad. “Soy de la segunda generación de los gitanos de aquí. Los que venían huyendo de España se encontraron con una situación distinta, ya que podían comer, sentarse en una terraza y la gente les trataba distinto de lo que era allí”, comenta Baldomero.

Cada día, los gitanos del barrio del Congreso, acuden al culto evangélico. La finalización de la liturgia da paso a una costumbre que se repite a diario, la reunión de toda la comunidad calé. Hombres y mujeres, cada uno por su lado, aprovechan este momento para verse, hablar y mantener su unión. “Ahora mismo salimos del culto y nos reunimos con la familia y yo ahora por ejemplo me voy a trabajar como otra gente que por la mañana se levanta y tiene su trabajo donde pueda hacerlo”, comenta Emilio.

Tras el culto nos explican que aunque vivan lejos de España, las tradiciones gitanas no se han perdido: “Aquí se sigue haciendo todo igual. Te roneas primero con una moza, te ves y hablas con ella en la calle hasta que sus padres quieran que se pida contigo. Las costumbres de nosotros es el respeto”.

Finalmente asistimos al pedimiento de Eugenio y Eliseth de 17 y 12 años, respectivamente. Nos reciben en su casa Eugenio y Luisi, padres de Eugenio para explicarnos cómo viven este momento. “Él es mi hijo y ella mi sobrina, somos todos familia”, comenta Luisi, a lo que Eugenio padre añade que “se piden porque se quieren, tuve que ir a pedirla a su padre dos veces para que me la diera porque tiene 12 años y es una niña muy pequeña”.