Para una familia gitana, que uno de sus miembros tenga duende, puede significar la puerta a una nueva vida. En ocasiones, los niños gitanos son llevados a certámenes de flamenco donde se busca a nuevos artistas provistos del ansiado don. Acompañamos a varias familias que acuden con sus hijos a uno de esos certámenes para promocionarlos, como Rubén Romero, un niño de 12 años que empezó a bailar casi inconscientemente: "el baile para mí es un sentimiento que sólo lo sienten los gitanos".